Investigación sobre la eficacia del tratamiento
La terapia cognitiva y conductual centrada en el trauma (TF-CBT) es el tratamiento basado en evidencia para niños y adolescentes, de 3 a 17 años de edad, con antecedentes de abuso sexual. TF-CBT utiliza un modelo psicosocial el cual reconoce que el involucrar a un cuidador no abusador en el proceso terapéutico, aumenta la efectividad del tratamiento.
Implementando Terapia Cognitivo-Conductual Centrada en el Trauma
Estudios muestran que las intervenciones que usan marionetas, arte, juegos e historias son formas eficaces en el tratamiento para los niños que han sufrido abusos sexuales y traumas.
El dibujo y otras formas de terapia con juegos, como con el barro y arena, proporcionan un medio a través del cual los niños pueden expresar pensamientos y emociones por los cuales puede que no tengan las palabras o el marco cognitivo para describir el trauma que experimentaron.
También puede ser más cómodo para el niño relacionar un trauma personal indirectamente a través de un juguete, en lugar de relacionarlo directamente con un adulto, debido a la distancia emocional y la consiguiente seguridad que proporciona. Por ejemplo, el niño puede expresar una memoria dolorosa como si le pasara a la muñeca. Otro juguete puede ser designado como el perpetrador. El niño puede administrar castigos en un juguete sin temor a ser regañado o sin miedo a dañar una relación importante, permitiendo que surjan otras emociones, tal vez ocultas.
Este proceso de juego imaginativo proporciona al terapeuta la comprensión necesaria para proveer un tratamiento individualizado y provee al niño un camino a través del cual se puede restaurar un sentido de poder personal y esperanza.
El término epigenética se utiliza para describir la forma en que nuestro entorno puede cambiar la expresión de nuestros genes a nivel molecular, y de esta manera, alterar quiénes somos como seres humanos al manipular nuestras emociones y cogniciones. Más por venir…
Controlar la intensidad de la exposición al material traumático
Mientras que algunos clientes pueden sentir alivio después de la revelación de un evento traumático, otros pueden sentirse abrumados por las emociones y las sensaciones corporales relacionadas con el trauma original. Para poder lidiar con el dolor de la reexperimentación, puede que estos clientes vuelvan a los comportamientos desadaptativos utilizados previamente para tratar el trauma original, ejemplo; automedicarse o autolesionarse. Es la responsabilidad del terapeuta manejar la intensidad de la exposición al material traumático para proteger a su cliente contra un nuevo trauma. Esto se logra monitoreando cuidadosamente el afecto del cliente, como la sobreestimulación y el comportamiento, como la regresión y la disociación. Durante la sesión, si un cliente permanece entumecido emocionalmente mientras relata un evento traumático, entonces se pueden hacer preguntas sobre el ‘afecto’, como detallar recuerdos sensoriales del evento. De esta forma, la intensidad de la exposición es elevada. Si, por otro lado, el cliente comienza a mostrar signos de sobreestimulación, ejemplo; respiración rápida o agitación, entonces la intensidad de la exposición puede disminuirse haciendo preguntas sobre el ‘contenido’ que no están relacionadas con el trauma. Además, se pueden emplear técnicas de relajación y respiración y ejercicios meditación. El objetivo es conducir la sesión dentro de un espacio terapéutico, donde el cliente no está estimulado en exceso o no lo suficiente, para permitir el procesamiento de material traumático. Al final de cuentas, esto significa aumentar la tolerancia a la exposición a la memoria traumática, reducir la intensidad de la respuesta emocional a la memoria traumática y permitir la integración de la memoria traumática como parte de su historia.
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